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Las sanciones anunciadas por Estados Unidos contra Nicaragua amenazan con acentuar la crisis que enfrenta el gobierno de Daniel Ortega si no busca una salida negociada del conflicto que estalló tras las protestas de abril, advirtieron ayer analistas y opositores.


“Este es el momento en que el comandante Ortega debe reflexionar”, porque “si no vuelve a la mesa de negociación vamos a una mayor crisis”, afirmó a la AFP el exdiplomático nicaragüense Mauricio Díaz.


“Esperemos que comprenda que por ese camino (de reprimir a la oposición) lo único que va a conseguir es terminar de hundir toda posibilidad de sobrevivencia política de su régimen”, declaró a un medio local el general en retiro opositor Hugo Torres.


Señaló que el ejército, que se ha mantenido al margen de la crisis, “debería estar altamente preocupado y aconsejando (al gobierno) para que cese esta vorágine represiva y se restablezca la democracia”.


Washington anunció el martes sanciones a la vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, y al asesor de seguridad nacional de Ortega, Néstor Moncada, por actos de corrupción y violación de los derechos humanos.


Las sanciones fueron acompañadas por un decreto ejecutivo que declara a Nicaragua una amenaza a la seguridad de Estados Unidos, y la aprobación en el Senado de la Ley de Condicionalidad de Inversiones de Nicaragua, conocida como “NICA Act”, que limitaría el acceso de Managua a préstamos internacionales.


“Estamos atravesando una crisis magna en nuestras relaciones” con Estados Unidos, principal socio comercial de Nicaragua y “eso es sumamente preocupante”, expresó el excanciller Francisco Aguirre.


Según el Departamento del Tesoro norteamericano, Murillo “ha estado marcada por distintos actos de corrupción y tiene influencia sobre dos grupos muy involucrados con la violenta represión de las protestas”, mientras que Moncada es señalado de actuar como agente de inteligencia gubernamental.


A juicio del sociólogo Oscar Vargas, las sanciones, que bloquean los activos de los sancionados en entidades bajo la jurisdicción de Estados Unidos, es un fuerte golpe para Murillo porque “descalifica la posibilidad de que ella sea la sucesora” de Ortega.


GOBIERNO NO CEDE


Murillo reiteró ayer que el gobierno no cederá a la presión externa y que cuenta con el apoyo del pueblo.


“No pudieron, ni podrán (...) Vamos al año 40 de la revolución” en 2019 con “un alma indoblegable, y lo digo así: somos indoblegables, somos fuertes”, afirmó la vicepresidenta.